En los itinerarios que se desarrollan en la pantalla
cada residente lleva su paso. Unos se divierten, otros se relajan,
alguno baila, hay quien llora emocionado.
Cada uno de distinta manera durante el recorrido
vive un proceso de sí mismo.
Sea viaje por los espacios que se contemplan
o por los escenarios de sus recuerdos, en ambos casos
surge con esta cinematografía la ilusión
de integrarse en el paisaje natural.
Y aunque es una experiencia íntima para cada residente,
todos comparten la ruta "de cine" con satisfacción
pues se sienten conectados al presente y en compañía.
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